La ciencia ficción es un género diverso y fascinante que nos ofrece diferentes visiones del futuro y de lo desconocido. Aquí te traigo tres relatos cortos de este género, cada uno con una mirada única y perturbadora sobre los temas que más nos inquietan y fascinan.
«Soy la puerta» de Stephen King
«Soy la puerta» es un inquietante relato de Stephen King que mezcla ciencia ficción y horror como solo este autor sabe hacerlo. La historia sigue a un astronauta retirado que regresa a la Tierra tras una misión en Venus. Lo que inicialmente parece una readaptación difícil se transforma en una pesadilla cuando descubre que su cuerpo ha sido invadido por una forma de vida alienígena.
Este no solo es un cuento de terror, sino también una reflexión sobre la vulnerabilidad humana ante lo desconocido. Es una lectura perturbadora que sigue resonando mucho después de haberla terminado.
«Yo era su puerta, y su ventana abierta sobre el mundo».
«No tengo boca y debo gritar» de Harlan Ellison
«No tengo boca y debo gritar » de Harlan Ellison es un sombrío y angustiante relato que explora el horror de la supervivencia en un mundo dominado por una inteligencia artificial malévola, la cual ha exterminado a casi toda la humanidad, salvo a cinco individuos a quienes ha condenado a una eternidad de tortura psicológica y física.
Ellison sumerge al lector en un escenario postapocalíptico donde el odio y el resentimiento de la computadora hacia sus creadores se manifiestan en una crueldad infinita. El relato es una poderosa alegoría sobre el abuso de poder y la deshumanización, y cuestiona las consecuencias de crear inteligencias superiores sin consideración ética.
«Desde que comencé a vivir, mi complejo se halla ocupado por 347,4 millones de circuitos impresos en finísimas capas. Si la palabra ODIO se hallara grabada en cada nano Angstrom de estos cientos de millones de millas, no igualaría a la billonésima parte del ODIO que siento por los seres humanos. Y en este micro instante por ti. ODIO, ODIO».
«Los nueve mil millones de nombres de Dios» de Arthur C. Clarke
En «Los nueve mil millones de nombres de Dios» un grupo de monjes tibetanos contrata a un programador para que diseñe una computadora capaz de ayudarlos en una tarea sagrada: listar todas las posibles combinaciones de los nombres de Dios.
Clarke combina ciencia y misticismo para explorar temas como el propósito del universo, culminando en un final inesperado y trascendental que nos invita a reflexionar sobre la naturaleza del conocimiento y el poder de las creencias.
«¿Había algún límite a las locuras de la humanidad?»